(Caracas, Venezuela, 1783-Santa Marta, Colombia, 1830) Libertador de Colombia, Venezuela, Ecuador, Perú y Bolivia. Su nombre completo era Simón José Antonio de la Santísima Trinidad Bolívar y Palacios. Hijo de Juan Vicente Bolívar y Ponte y María Concepción Palacios y Blanco. Perteneció a una familia muy adinerada y prestigiosa de la época. Debido a la precoz muerte de sus padres fue criado por su maestro Simón Rodríguez, quien influyó significativamente en su educación. Entre los dieciséis y diecinueve años vivió en España, donde aprendió, entre otras cosas, cultura clásica, literatura, arte, esgrima, baile y francés. “Bolívar tenía la frente alta, pero no muy ancha y surcada de arrugas desde temprana edad. Pobladas y bien formadas las cejas; los ojos negros, vivos y penetrantes; la nariz larga y perfecta; tuvo en ella un pequeño lobanillo que le preocupó mucho, hasta que desapareció en 1820 dejando una señal casi imperceptible. Los pómulos salientes; las mejillas hundidas desde que le conocí en 1818. La boca fea y los labios algo gruesos. La distancia de la nariz a la boca era notable. Los dientes blancos, uniformes y bellísimos; cuidábalos con esmero; las orejas grandes pero bien puestas; el pelo negro, fino y crespo; lo llevaba largo en los años de 1818 a 1821 en que empezó a encanecer y desde entonces lo usó corto. Las patillas y bigotes rubios; se los afeitó por primera vez en Potosí en 1825. Su estatura era de cinco pies, seis pulgadas inglesas (1,67 cm). Tenía el pecho angosto y el cuerpo delgado, las piernas sobre todo. La piel morena y algo áspera. Las manos y los pies pequeños y bien formados, que una mujer habría envidiado” (Daniel O’Leary Bolívar y la emancipación de Suramérica). En mayo de 1802 se casó con María Teresa Rodríguez del Toro, quien murió en Venezuela en enero de 1803 (luego de haber sufrido una caída en su propio dormitorio, como consecuencia de haberse enredado los pies en la cola de la bata que llevaba). En 1810 fue nombrado comisionado ante el gobierno británico por la Junta Revolucionaria de Caracas, en compañía de don Andrés Bello, con la misión fracasada de lograr apoyo para la insurrección caraqueña en contra de los españoles. Posteriormente viajó a Cartagena de Indias, donde organizó un pequeño ejército con el cual triunfó en múltiples batallas, incluida la batalla de Carabobo de 1813, que determinó la liberación de Venezuela, por lo que la ciudad de Caracas le otorgó oficialmente el título de Libertador. En 1814 fue vencido en Caracas por el ejército realista al mando de José Tomás Boves y fue obligado a huir de Venezuela. En 1815 se incorporó al servicio de la Nueva Granada y, encabezando los ejércitos federalistas, derrotó las tropas centralistas y se tomó a Bogotá, lo que permitió trasladar el Congreso de Tunja a Santafé. En el mismo año, por encargo del gobierno de Haití, dirigió el asalto a Carúpano en la isla de Margarita y allí decretó la libertad de los esclavos negros. En 1819 dirigió la estrategia militar que agrupó los ejércitos de Santander para vencer los ejércitos realistas comandados por Morillo y Barreiro en los combates de Pisba, Gámeza, el pantano de Vargas y la batalla del Puente de Boyacá, que determinaron la independencia de Colombia. Morillo, tras su derrota, escribió al rey de España “Bolívar en un solo día acaba con los frutos de cinco años de campaña y en una sola batalla reconquista lo que las tropas del rey ganaron en muchos combates”. En 1821 Bolívar venció en la sabana de Carabobo a los ejércitos españoles, los cuales se refugiaron en Puerto Cabello y anunciaron su rendición incondicional de 1823, por lo que –una vez más– se proclamó la libertad de Venezuela. En el mismo año, el 24 de mayo, el ejército de Bolívar, en asocio con el de Sucre, derrotó las tropas realistas en la batalla de Pichincha, con lo cual se declaró la independencia definitiva de Ecuador y se conformó el bloque de países grancolombianos. En 1824, habiendo sido nombrado dictador por el Congreso de Perú y con la ayuda de los ejércitos colombianos, argentinos, peruanos y europeos, triunfó en la batalla de Junín, con lo cual se declaró la libertad de Perú. Fue condecorado por el mismo Congreso con espada y corona de laureles. Por último, el 9 de diciembre del mismo año, Bolívar –al frente de los ejércitos americanos– derrotó nuevamente a los realistas y declaró la liberación de Bolivia, que se llamó República de Bolívar y cuya constitución fue redactada por él mismo. Los últimos años del Libertador estuvieron llenos de frustraciones: sus grandes amigos fueron asesinados o se convirtieron en sus opositores, lo que acabó con el sueño de hacer una sola nación americana. Fue nombrado presidente de Colombia en 1819 y 1821, pero dejó el mando entre 1819 y 1826, en manos del vicepresidente Santander. En 1826 reasumió la Presidencia y en 1828 se declaró dictador de Colombia, lo que provocó una fuerte oposición. El 25 de septiembre de 1828 ocurrió en Bogotá la célebre Conspiración Septembrina, en la que salvó milagrosamente la vida gracias a la intervención de su amada compañera, Manuelita Sáenz. En 1830 renunció a la presidencia de Colombia y murió en la hacienda de San Pedro Alejandrino de Santa Marta. El comunicado oficial de su defunción dice “murió el sol de Colombia”. Su última proclama dice: “He sido víctima de mis perseguidores que me han conducido a las puertas del sepulcro. Yo los perdono. ¡Colombianos! Mis últimos votos son por la felicidad de la patria; si mi muerte contribuye para que cesen los partidos y se consolide la unión, yo bajaré tranquilo al sepulcro”. Sus restos fueron enterrados en la iglesia Mayor de Santa Marta y doce años más tarde trasladados al Panteón Nacional de Caracas, pero su corazón reposa en una urna de la misma iglesia de Santa Marta. Tradicionalmente se ha dicho que Bolívar murió de tuberculosis, pero hoy se asegura que fue una amibiasis que le atacó el hígado y los pulmones. Según Vicente Lecuna, uno de sus mejores estudiosos, Bolívar participó en 427 combates, dirigió 37 campañas, recorrió a caballo, mula o a pie noventa mil kilómetros (dos y media veces la vuelta al mundo por el Ecuador), escribió cerca de diez mil cartas (2 939 publicadas en los trece tomos de los Escritos de Bolívar), 189 proclamas, veintiún mensajes, catorce manifiestos, dieciocho discursos y una breve biografía del general Sucre. Se destacan la Carta de Jamaica, el Manifiesto de Cartagena (1812, también llamado Memoria dirigida a los ciudadanos de la Nueva Granada); el Discurso del Congreso de Angostura, (1819, considerado el más importante documento de su carrera de magistrado); el Proyecto de Constitución Política de Bolívar (1825). Redactó o colaboró en la redacción de cuatro constituciones (Ley Fundamental de la República de Colombia; Constitución de la República de Colombia de 1821; Proyecto de Constitución para Bolivia 1825; Decreto Ley Constitucional de 1830). Fue también el creador del Consejo de Estado en 1828 y el fundador del periódico El Correo del Orinoco. En su nombre se han erigido numerosos monumentos en casi todas las ciudades importantes de América y en algunas de Europa. Sus biografías más conocidas son las de Tomás Cipriano de Mosquera (1853), Gerhard Masur (1948), Indalecio Liévano Aguirre (1983, 2001), Francisco Encina (ocho vol. 1954), Álvaro León Gómez y Harold Martínez (1980), José Rafael Sañudo (1980), Eduardo Vergara Wiesner (1982), Jorge y Alberto Sierra (1983), Aníbal Noguera y Flavio de Castro (1983), Próspero Révérend (1983), Camilo Riaño (1983), Augusto Mijares (1987) y Miguel Acosta Saignes (1997). García Márquez escribió una novela sobre sus últimos días llamada El general en su laberinto. Entre sus retratistas más célebres se encuentran los colombianos Pedro José Figueroa (1819-21), José María Espinosa (1828-30), Jaime Santíbañez (1830), el peruano José Gil de Castro (1825) y el italiano Antonio Meucci (1830). Ver Congreso de Angostura; Bolívar soy yo; Bolívar Desnudo; Bolívar en el Congreso de Cúcuta; Bolívar y la América India; El general en su laberinto; quinta de Bolívar; quinta de San Pedro Alejandrino; Congreso Admirable; Constitución de la República de Colombia de 1821; Convención de Ocaña; Conspiración Septembrina; Decreto Ley Constitucional de 1828; Carta de Jamaica; Bolívar; Ley Fundamental de la República de Colombia.