Cuadro en acrílico sobre tela del samario Hernando del Villar, elaborado en 1976 y con el cual recibió una mención en el XXVI Salón de artes visuales del mismo año. El cuadro fue realizado a su regreso de Washington (EE.UU.), cuando se intensificaron sus consideraciones cromáticas así como su inclinación hacia la esquematización y el reduccionismo. “Decide entonces –comenta el crítico de arte Eduardo Serrano– aplicar el acrílico sobre el lienzo sin preparación, una determinación que mantendría hasta sus últimos trabajos, y empieza a acudir a la geometría”. Se trata de una obra festiva y seria (tal como la calificó la crítica Marta Traba) muy conocida en Colombia, reproducida en importantes libros sobre el arte colombiano. Ver Villar Sierra, Hernando del.